Estudiando la fotografía he aprendido que fotografiar es escribir con la luz, capturar el momento y guardarlo para siempre.
Y siempre me ha gustado fotografiar.
En los años que he viajado por el mundo , la cámara fue mi tercer ojo, cada cosa que veía la fotografiaba y la volvía a ver cuando y donde quería.
En mi trabajo como
Guía turística he tenido muchas oportunidades de ver monumentos , paisajes y arte en general y fotografiar así todo lo que hasta aquel momento sólo había estudiado en los libros.
Luego me convertí en madre y en seguida me di cuenta de que no hay paisajes , monumentos ni arte en general que puedan ser tan hermosos como el dedo o la boca de tu propio hijo.
Eternizar cada centímetro de su piel es más importante que hacer kilómetros y kilómetros para descubrir las maravillas del mundo.
Capturar sus primeras horas, sus primeros movimientos , sus primeras sonrisas, sus primeros pasos, son momentos que nunca volverán pero que a través de las fotos estarán siempre listos para ser vividos y recordados.
Así fue como me apasioné por la fotografía de los bebés.
Ser madre, al fin, es ser cocinera, maestra, médico, psicólogo, enfermera, cuenta cuentos, policía, lavandera, chófer, economista, modista y .....FOTÓGRAFA!